Brindamos por aquellos tiempos que recordamos y recordaremos siempre.
Por aquellos despertares de no saber dónde estábamos, ni importarnos.
Por aquellas "riñas familiares" entre gente de confianza, entre amigos.
Por poder seguir teniéndonos, a partes y a cortos plazos, pero teniéndonos.
Y, sobre todo, por eso que se llama amistad. Nadie nos la podrá quitar.
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